El proyecto se inicia con dos planteamientos principales, la ampliación de los espacios y la mejora en la iluminación. Para lograr la ampliación del espacio fue necesaria una importante modificación estructural, con demoliciones de forjado y apeo de pilares. Se logró, reduciendo la superficie de la planta de coro, un mayor volumen interior, lo que permitiría una mejora en la iluminación, con más espacio en la zona del presbiterio y con mayor capacidad en la zona de bancos.
Para lograr la mejora en la iluminación natural, se realizaron nuevos huecos verticales en fachada este y oeste, un pequeño hueco en fachada norte y un lucernario en cubierta, sobre la zona del altar. Todo ello se vistió con grandes vidrieras emplomadas en las que se plasman las Obras de Misericordia y un retrato de las Hermanitas Mártires. Materiales pétreos y nobles, como el mármol, revisten aquellos elementos más representativos y esbeltos pilares de gresite dorado nos conducen la vista hacia el techo. Este techo se concibe como un gran difusor de la luz y recuerda a ese cielo en el que los últimos rayos de sol deslumbran entre las nubes. Todos los elementos cuentan a su vez con un tratamiento de iluminación artificial regulable. El resultado final es un espacio acogedor y espiritual, que invita a la reflexión tanto a los visitantes, como a los propios ancianos, trabajadoras y hermanitas,... un espacio para sentirse en paz.